Lo que toda mujer debe saber sobre cáncer de mama
Es el resultado del crecimiento sin control de células anormales en las glándulas mamarias, formando un tumor maligno que comienza siendo muy pequeño, y puede llegar a duplicar su tamaño cada 90 días.
En cualquier edad. La frecuencia mayor ocurre entre los 45 y 75 años.
Algunas mujeres pueden tener factores que aumentan el riesgo: antecedentes familiares de cáncer mamario (madre, hermanas, primas, etc.), no haber tenido hijos, obesidad, menstruación precoz y menopausia tardía, ausencia de lactancia, y algunas enfermedades benignas que pueden degenerar en cáncer si no son tratadas a tiempo.
Sí, siempre y cuando se detecte en forma temprana. En Argentina el 98% de los casos es curable si la enfermedad es detectada a tiempo para recibir el tratamiento adecuado. Igualmente se recomienda adoptar hábitos saludables para mejorar la calidad de vida.
Puede detectarse si la persona visita al médico especialista, quien indicará los métodos y exámenes apropiados para la detección temprana (mamografía, ecografía mamaria, etc.)
En general el cáncer mamario no presenta síntomas, y no produce dolor. Pero existen algunos indicadores como: Presencia de un bulto o nódulo Inflamación constante de las mamas Piel rugosa o escamosa. Cambios en el tamaño o forma del seno. Cambios en el pezón (hundimiento o rigidez) Secreción de líquidos del pezón (sangre)
En primer lugar, consultar al médico especialista y luego realizar una mamografía. Los chequeos de prevención no evitan la aparición del cáncer pero disminuyen las probabilidades de consecuencias graves para la salud.
El cáncer atraviesa la mayor parte de su historia natural sin manifestar síntomas. Todas las mujeres que tienen nódulos mamarios se sienten bien independientemente del origen de estos. No hay que esperar hasta que la enfermedad afecte el estado general para tratarla.
Es importante tener una comunicación fluida con el especialista, hacer todas las preguntas necesarias para evitar miedos, y asesorarse sobre los tratamientos apropiados y la atención médica adecuada.
Es una radiografía especial de ambas mamas, que permite diagnósticos precisos de enfermedades benignas y de tumores, aún cuando sean demasiado pequeños para ser percibidos al tacto.
A partir de los 40 años, una cada año o cada dos años, según indicación del mastólogo. Si existen antecedentes familiares de cáncer mamario, conviene iniciar las mamografías antes de los 40 años.
No, los riesgos de este procedimiento son prácticamente nulos, ya que se logra una imagen de mucha definición con una dosis muy baja de radiación. Para una correcta visualización, es necesario realizar una compresión firme sobre la glándula que puede ser molesta, pero que no implica daño alguno. Las mujeres embarazadas o en período de lactancia deben notificarlo al médico o al radiólogo.
Se recomienda no usar desodorantes, perfumes, polvos o aceites bajo el brazo, ya que pueden oscurecer la imagen y malograr la mamografía. Tampoco debe utilizarse bijouterie.