Con motivo del Día del Padre conversamos con Andrés Arbit de Privilegiados sobre la paternidad responsable, el mandato de masculinidad y el privilegio de los varones cis-género.

¿Cuál creés que es el mayor privilegio de los varones cis que son padres?
Los privilegios que tenemos los varones CIS-Género son muchos y en nuestro perfil los venimos problematizando. Claro que al momento de ser padres, éstos se potencian ya que el patriarcado deposita enormes expectativas en sus patriarcas. Por sobre todo los privilegios de los padres se vinculan a las tareas de cuidado. Consideramos que es clave no dividir los privilegios de la paternidad de los otros y encarar dicha lectura con la misma perspectiva feminista. Porque el encare de la paternidad, desde nuestro punto de vista, tiene dos aristas fundamentales, y una sóla se trata de los privilegios. Por un lado, el tema de los cuidados es un territorio a rever en profundidad, que levantará también velos que tapaban desigualdades previas en la pareja (“Ricardo, entre nos, vos ya venías sin limpiar el baño”). Y por el otro lado está el tema de la conexión, del vínculo, de la presencia en términos cualitativos. Éste asunto es más de “Costos”, de reflexionar sobre todo lo que nos perdemos de la experiencia de ser padres si nos volvemos figuras paternas como las que posiblemente fueron nuestros propios padres o abuelos. Ambos aspectos se mezclan, por sobre todo desde la lógica estratégica para sensibilizar e involucrar en esta militancia a más varones.
Pero los privilegios hay que ponerlos en consideración, como mínimo, por una cuestión ética. Porque no somos más que nadie, y no podemos seguir reproduciendo esas desigualdades. Luego, si eso nos termina ayudando a conectar más profundamente con nuestres hijes, genial. Y posiblemente así sea. Pero esta salvedad nos parece importante hacerla, porque sino caemos en la romantización de los padres cuál publicidad de shopping para el día del padre. Y esa no puede ser la única lógica que impere. No podemos trazar nuestra paternidad desligada de la madre, y de los cuidados desiguales que ella realiza por el bienestar de la criatura, sólo pensando en lo que ganamos nosotros. Hay que entender que algo también se pierde, por ejemplo algún privilegio en los cuidados que veníamos sosteniendo en la dinámica familiar.

Los privilegios que tenemos los varones CIS-Género son muchos y en nuestro perfil los venimos problematizando. Claro que al momento de ser padres, éstos se potencian ya que el patriarcado deposita enormes expectativas en sus patriarcas. Por sobre todo los privilegios de los padres se vinculan a las tareas de cuidado.

¿Cómo creés que se reproduce la desigualdad de género a la hora de tener hijxs?
La desigualdad de género con respecto a esta temática está desde el embarazo, el parto y la lactancia. Sin ponernos biologicistas porque entendemos que todo es cultura, el asunto es cómo equiparar, cómo estar a disposición, como aportar y generar el ambiente propicio para que todo aquello que la madre quiera/decida hacer y sólo puede hacerlo ella por ser “cuerpo gestante”, entonces pueda hacerlo. Acompañar, opinar sin imponer puntos de vista, y haciéndonos cargo de lo que está alrededor. Esto por sobre todo al inicio. Porque luego, inmediatamente después (o en paralelo) a esas necesidades primarias de la criatura, ya podemos hacer todo. Salvo amamantar.
Entonces es fundamental que desde el comienzo estemos ahí cualitativamente, pero también cuantitativamente. Porque quienes somos padres, sabemos que la cantidad de tiempo compartido es fundamental para el crecimiento del vínculo.

La desigualdad de género con respecto a esta temática está desde el embarazo, el parto y la lactancia. Sin ponernos biologicistas porque entendemos que todo es cultura, el asunto es cómo equiparar, cómo estar a disposición, como aportar y generar el ambiente propicio para que todo aquello que la madre quiera/decida hacer y sólo puede hacerlo ella por ser “cuerpo gestante”, entonces pueda hacerlo.

¿Cómo describirías a un “buen padre” del año 2021?
Hablar de “buenos padres” no nos convence, porque bueno o malo son categorías complicadas que le corresponde aplicar a cada individuo y sus creencias. Sí podemos hablar de padres presentes, de padres sensibles (si les sale), de padres empáticos con les niñes, con las madres y con otros padres. Paternidades compartidas, esto quiere decir llevar lo que nos pasa a los grupos de amigos. Contenernos. Y por supuesto una paternidad que no reproduzca machismos hacia el interior de la familia y la crianza. Si es bueno o malo, es una valoración que nos excede. Porque al fin de cuenta el proceso de deconstruir la paternidad, como el de deconstruir nuestra masculinidad tradicional, es un proceso largo sin puntos de llegada. Es un camino que poco a poco se empieza a disfrutar por el solo hecho de caminar.

¿Cuál es el mandato de masculinidad que se expone a la hora de la paternidad y cómo creés que pueden los varones desmontarlo?
Los mandatos que recibimos de nuestros padres se nos ponen en juego al ser padres. Como una educación patriarcal que está bien metida en nuestra cultura. Y eso es lo hay que transformar. Todo eso. Mandatos sobre nosotros, mandatos sobre la pareja y mandatos que le depositamos a nuestres hijes. El que se viene poniendo en juego en casi todo lo que estamos contando es el de mantener a la familia. El mandato protector. Y es bravo, porque podemos intentar rescatar algo de ese mandato, como el generar las condiciones para que la madre pueda tener al bebé como desea, en un ambiente seguro. Porque ella transitará el parto, y bastante tiene con ese temita. El problema, y ésto se une con las licencias y con la necesidad de trabajar para comer, es que luego de haber nacido y pasadas las primeras semanas donde (como comentamos antes) la presencia materna tiene más importancia (aunque la ciencia nos demostró que incluso ahí se pueden buscar alternativas, pero es decisión materna también) se quiera sostener ese lugar de protector y no podamos salirnos de él. Entonces ahí el mandato se vuelve privilegio. El de elegir de qué encargarnos y que esto no sea consensuado. ¿Trae costos? Sí. Pero eso no nos exime de disfrutar el privilegio. Y eso avanza y les chiques crecen, y vienen más hijes en algunos casos… y cuando querés observarlo: la carrera del padre le lleva 10 años a la de la madre. Eso es el patriarcado en funcionamiento.

Los mandatos que recibimos de nuestros padres se nos ponen en juego al ser padres. Como una educación patriarcal que está bien metida en nuestra cultura. Y eso es lo hay que transformar. Todo eso. Mandatos sobre nosotros, mandatos sobre la pareja y mandatos que le depositamos a nuestres hijes. El que se viene poniendo en juego en casi todo lo que estamos contando es el de mantener a la familia. El mandato protector.

¿Cuáles son hoy las licencias por paternidad y cómo creés que deberían ser idealmente?
Obviamente las licencias (48 horas paterna vs. 90 días materna) para quienes tienen el privilegio de tener trabajos en blanco, incentivan dicha desigualdad. Y eso hay que cambiarlo, y estamos tratando de que así sea. Pero no es lo único a hacer. Porque en una casa en la que viven al día, o en la que no tienen comida, por más que no haya licencia laboral, el padre va a tener que salir a juntar el mango para comer al día siguiente del nacimiento de su hije. Y no se lo puede juzgar como abandónico o desigual por esto. El cuestionamiento de la paternidad, como el de todos los privilegios, no puede desvincularse de los temas de clase social. Pero eso no quiere decir que el cuestionamiento de los privilegios sea únicamente una cuestión de clases medias y altas. En todos los estratos sociales el esfuerzo por compartir los cuidados al punto de que sean realmente equitativos debe correr desde el comienzo. Y que ese objetivo se vaya cumpliendo en la medida que las realidades lo permitan. Porque unos meses después, en cuanto la madre lo decida, quizás es ella la que deba salir a buscar el mango y el padre quedarse cuidando a la criatura. Y a eso hay que apuntar, a que sea equitativo y con consentimiento.

¿Qué preguntas creés que podría hacerse un varón que es padre en un día como hoy (Día del Padre)?
Las preguntas para los padres en este día proponemos que no sean en soledad. Aprovechemos el día del padre para compartir preguntas con las madres de nuestres hijes. Sino parece que es sólo nuestro el tema. Preguntar y escuchar. Escuchar y transformar comportamientos. Preguntarse juntes cómo se están dividiendo las tareas.
Qué decisiones de crianza están tomando y cómo se las toma. Preguntarse juntes qué clase de niñes están criando, qué valores familiares (en todas las composiciones familiares diversas y posibles) se transmiten. No es en soledad el tema de la paternidad. También es importante preguntarse, y esto sirve para romper la corporación masculina,
¿estoy hablando con mis amigos de paternidad? Y si tengo amigos separados, ¿les pregunté alguna vez cómo lo llevan? Si se están haciendo cargo y compartiendo cuidados. Si están siendo responsables con las cuotas alimentarias. Porque las estadísticas hablan de enormes desigualdades en las familias separadas, y debemos
hacernos cargo del lugar que nos toca. Es como tener amigos que violentan o acosan sexualmente. Debemos interceder. Hay una enorme denuncia de padres que no se hacen cargo, pero nadie conoce a un amigo que se desentiende de sus responsabilidades. No dan los números.

¿Por qué creaste Privilegiados y qué aporte creés que hace a la deconstrucción de los varones cis o a la igualdad de género en general?

Privilegiados se generó porque estas preguntas, tanto sobre paternidad como sobre otros privilegios, se nos hicieron carne. Preguntas que se cruzaban con estadísticas de violencia de género. Porque es clave ver el vínculo, y por eso la paternidad la debemos cuestionar siempre desde una perspectiva feminista. Ya que en la mayoría de los casos de violencia de género, ésta es intrafamiliar. E involucra parejas, padres, madres, hijes. Y una necesidad de interceder, de hacer algo desde el lugar que nos toca para construir un país más equitativo. Nuestro perfil sirve para instalar temas a grande escala, a partir de los contenidos. Pero también está haciendo otro trabajo, más silencioso, que es proponer encuentros de varones en organizaciones y autoconvocados por nosotres. Y ahí lo que pasa es más profundo. Siempre apuntamos a ese segundo paso. Primero nos sensibilizamos individualmente con los videos, pero luego nos juntamos colectivamente a pensarnos.

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