La desigualdad estructural que sufren las mujeres se ve reflejada en distintos ámbitos sociales. Si bien en las últimas décadas, su participación en el mercado de trabajo aumentó, la tasa de empleo de las mujeres sigue siendo más baja que la de los varones. Según datos de la última Encuesta Permanente de Hogares de 2017, esta tasa muestra que, mientras que el 66% de los varones argentinos están insertos en el mercado laboral, solo el 43% de las mujeres participan en él.

En el Día Internacional de lxs Trabajadorxs, ahondamos en los oficios, entendidos como “competencias no tradicionales”, saberes, actividades laborales que suponen una cierta habilidad manual específica. Conversamos con Romilda Padilla y Myriam Reynoso, ganadoras del Premio Fundación Avon, sobre sus rutinas. Romilda Padilla es Presidenta de la Asociación Civil de la Mujer Rural de San Pedro, Provincia de Misiones, institución solidaria y colaborativa dedicada a proyectos productivos, ambientales y de viviendas rurales, para el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y de la producción agropecuaria. Su proyecto, Reconversión Productiva Sustentable, resultó ganador del Premio Fundación Avon 2019.

Romilda, trabajadora rural, asegura que, según su experiencia, “un oficio es fundamental porque desarrolla toda una habilidad que funciona no sólo como un pilar para tener un ingreso sino que además fortalece la autoestima y valoración personal en hacer cosas y crear, fortaleciendo la creatividad”. Su proyecto tiene como objetivo finalizar y poner en funcionamiento la cocina agro-industrial de la asociación, dentro de la planta de industrialización de hortícolas y frutales. De esta manera, las socias y familias productoras de estos parajes podrían tener la posibilidad de acceder a mercados de productos agrícolas con mejores condiciones de comercialización.

“Un oficio es fundamental porque desarrolla toda una habilidad que funciona no sólo como un pilar para tener un ingreso sino que además fortalece la autoestima y valoración personal en hacer cosas y crear, fortaleciendo la creatividad”

El trabajo diario de Romilda consiste en la producción variada de alimentos. Es parte del proceso de producción, elaboración y comercialización en la feria de productos artesanales a nivel local. Su labor incluye la creatividad en el diseño, presentación y difusión de los productos artesanales a los consumidores, difundiendo características ecológicas y de producción artesanal. Cuando le preguntamos cuáles son los desafíos más importantes que encuentra en su trabajo, Romilda asegura que “lograr identificar la demanda de los consumidores, conocer el mercado y los posibles consumidores, adquiriendo continuamente nuevos productos y diseño para alcanzar a más consumidores” significa un gran esfuerzo.

“Otro desafío es lograr que la producción artesanal de los productos trasciendan a otras fronteras provinciales y lleguen a mercados en las grandes ciudades, difundiendo el trabajo artesanal de la mujer rural y su producción agroecología con todos los matices de la elaboración de los productos en origen”, agrega.

Myriam Reynoso es una trabajadora campesina que vive en el paraje rural La Cortadera en la Provincia de Córdoba. Además de su participación en la elaboración de quesos y dulces, Myriam se formó como promotora de salud para colaborar con la salud de su comunidad y se convirtió en una referente local del Movimiento Campesino. Para Myriam, “un oficio es la oportunidad de poder ganarte la vida    haciendo lo que te gusta”. 

“Un oficio es la oportunidad de poder ganarte la vida    haciendo lo que te gusta”

En el 2011 impulsó la creación de la escuela campesina de la comunidad. Su proyecto “Maestras queseras y dulceras”, ganador del Premio Fundación Avon 2018, busca mejorar las condiciones de vida de las mujeres campesinas de la región cordobesa de traslasierra, revalorizando su rol como productoras caprinas y como maestras queseras y dulceras, mejorando la infraestructura de la elaboración de sus productos y fortaleciendo un espacio de trabajo comunitario que promueve su participación social, política y económica, así como la igualdad de oportunidades.

Myriam se define como productora caprina. Su rutina de trabajo supone ordeñar cabras, atender a los demás animales y elaborar queso. Además, es promotora de salud y motiva a la gente a hacer trabajos comunitarios de limpieza de caminos y escuela. Para ella, el mayor desafío es “no bajar los brazos sorteando obstáculos para sobrevivir con la poca tierra, agua y medio ambiente contaminado que tenemos”. 


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscribite al recordatorio mamario